En las antiguas sociedades matriarcales la mujer era valorada y respetada como dadora y sustentadora de vida. Sin duda conocían la naturaleza cíclica de la mujer y el poder de la energía creativa, sexual y espiritual que el ciclo menstrual le confiere. Un saber que empleaban para el bien de la comunidad.
En la sociedad moderna, el ciclo menstrual se
experimenta como un fenómeno pasivo del que sólo se admite su aparición durante
determinados días del mes, ya que el resto del proceso o ciclo se ignora,
habiéndose convertido casi en tabú.
La mujer es un ser cíclico, y como tal
cambiante. Al igual que las estaciones van y vienen en un continuo fluir; como
la luna y sus fases de luz y oscuridad, así es también la mujer, con sus tiempos
luminosos de renacimiento y otros de oscuridad y destrucción.
Las mujeres pasamos toda nuestra edad fértil
(desde los 13 o 15 años hasta los 47 o 50 aproximadamente) absolutamente
influidas cuando no totalmente gobernadas por nuestro ciclo menstrual.
Del conocimiento que tengamos del propio ciclo
y nuestra capacidad para aprovechar y emplear la poderosa energía creativa que
nos proporciona, dependerá que nos relacionemos con nuestro ciclo de una manera
saludable, aceptando los cambios que se producen en nuestro interior; o bien,
que rechacemos nuestro ciclo, reduciéndolo a unos pocos días al mes en los que
menstruamos y tratamos de reducir las molestias al mínimo y continuar con
nuestra vida normal.
El ciclo menstrual de la mujer consta de 4
fases bien diferenciadas. Veamos cuales son y qué características e influencias
tienen en nuestro cuerpo y nuestra psique.
·
Fase preovulatoria. Durante esta fase el óvulo madura en los ovarios y se produce una
hormona llamada estrógeno. Esta etapa es identificada con la figura arquetípica
de la Virgen o la Doncella y con la energía de la luna creciente. La fase
comienza cuando termina el sangrado del ciclo anterior. Es una etapa en la que
la energía se vuelca hacia el exterior. Te sentirás sociable, con ganas de
salir al mundo y relacionarte con él. La ‘Virgen’ renace con energías
renovadas, cargada de entusiasmo y vitalidad. Esta fase trae orden y estructura
a tu vida. Es hora de analizar tus prioridades y establecerlas. También es un
buen momento para pensar en nuevos proyectos. Durante esta fase tu mente será
fuerte, clara y analítica.
·
Fase ovulatoria. Identificada con la luna llena y el arquetipo de la Madre. Durante
estos días te sentirás cargada de energía que volcarás de nuevo hacia el
exterior, pero esta energía es de un tipo distinto. Es la energía propia de la
maternidad, capaz de criar, alimentar y fortalecer. En esta fase la mujer se
vuelve protectora, cuidadora e irradia amor y armonía. Tiene la capacidad de
asumir responsabilidades y de alimentar proyectos que ya existen.
·
Fase premenstrual. Relacionada con la luna menguante y la figura de la Bella Hechicera.
Aquí comienza el viaje hacia el interior. Durante esta fase la mujer
experimenta una reducción de la energía física, y un aumento de la sexualidad,
la creatividad y la conciencia. La energía creativa que podría haberse
destinado a dar vida a un nuevo ser, encuentra su expresión en otro plano. Es
una fase en la que la energía creativa va creciendo y nuestra mente se
inquieta. Concentrarse resulta cada vez más difícil y nuestra mente es invadida
por pensamientos ilógicos y puramente emocionales. Durante estos días tal vez
experimentes sentimientos de ira, frustración, culpa... Ahora el mundo interior
femenino adquiere mayor importancia que el mundo exterior. Es el momento de
hacer algún cambio en tu vida, en tu entorno, relaciones, aspecto físico, etc.
Esta fase te permite mirar tu vida con objetividad y ser consciente de qué
cosas son susceptibles de cambio y mejora.
·
Fase menstrual. Se identifica con la Bruja y la luna nueva. Es una fase de quietud, de
interiorización, de toma de conciencia. Es buen momento para buscar solución a
problemas. Representa el final de un ciclo y el comienzo de otro. Durante esta
etapa el cuerpo tiene menos energía física, necesita descansar más. Se hace más
difícil la concentración en las cosas mundanas. Sin embargo, el fluir de
pensamientos es más lento y resulta más sencillo concentrarse durante la
meditación. Necesidades de esta etapa son la quietud, el silencio, la soledad y
el descanso. Intenta organizar tu jornada en función de cómo te encuentras y
sientes. Si no es posible hacerlo durante e día, trata de encontrar un momento
durante la noche para conectar con tu interior.
¿De qué
manera puede ayudar el Yoga en la expresión y equilibrio de estas fases?
Lo primero y más importante es que debes
escuchar tu cuerpo, conocer tu propio ciclo y tus ritmos. La capacidad que
otorga el Yoga para interiorizar y observar el propio cuerpo es uno de los
primeros beneficios, y te será de gran ayuda en esta tarea. Una vez que hayas
reconocido las distintas fases de tu ciclo menstrual puedes adaptar tus
sesiones a las necesidades energéticas, físicas y espirituales de tu cuerpo.
Aquí tienes una pequeña guía que puede resultarte útil.
·
Fase de la Virgen
(preovulatoria). Te sentirás fuerte, de modo que
aprovecha para hacer aquellas posturas que requieren mucha fuerza y que en otra
etapa quizá no te apetecerá hacer. También posturas de equilibrio y que
requieran gran concentración. Es un buen momento para hacer Suryanamaskar,
en general secuencias dinámicas o vinyasas. Posturas como simhasana
(el león) o halasana (el arado) que trabajan y armonizan el chakra de la
garganta relacionado con la comunicación y la expresión.
·
Fase de la Madre (ovulatoria). En esta fase relacionada con la Madre Tierra y la energía del amor,
puedes trabajar posturas que abran el pecho y trabajen con el chakra del
corazón como bhujangasana (cobra), trikonasana (triángulo).
También posturas que armonicen el chakra raíz, tadasana (la montaña), utkatasana
(la silla), kurmasana (la tortuga).
·
Fase de la Hechicera. Durante esta etapa tendrás menos energía física, así que haz
ejercicios moderados. Torsiones e inclinaciones laterales que desbloquean el
hígado, órgano relacionado con la ira. También posturas que trabajen el plexo
solar y aplaquen el fuego interno, adho mukha svanasana (perro cara al
suelo), dhanurasana (el arco).
·
Fase de la Bruja. Durante esta fase en la que te sentirás cansada y posiblemente
dolorida, haz sólo aquellas posturas que realmente te apetezcan y que no
requieran gran esfuerzo físico. La práctica meditativa se hace especialmente
importante en estos dias de silencio e introspección. También es un buen
momento para hacer nadi sodhana
pranayama (respiración alterna) por su efecto de limpieza y purificación de
los nadis (canales energéticos).
Durante todo el ciclo es interesante trabajar
el 2º chakra relacionado con la sexualidad y la creatividad pero adaptando tu
práctica según el nivel de energía física que sientas. Así, por ejemplo en las
fases de mayor energía física (preovulatoria y ovulatoria) puedes hacer salabhasana
(el saltamontes) o ushtrasana (el camello); en cambio, en las fases de
más cansancio practica supta baddha konasana (ángulo unido en el piso).
Cristina Herrero es profesora de yoga y
meditación en aomm.tv
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